¡Cielos, mis joyas! (No salgo de casa sin ellas.)

8/27/2011
Es éste un apartado de las revistas llamadas "de mujer" que saca de mis adentros la pija que hay en mí. Esos encantadores reportajes a todo color en los que la actriz, cantante, presentadora, socialité de turno "desnuda" su armario y su alma a pares ante nuestros ojos, y al hilo de los manolos, trajes vintage y sombreros que atesora su vestidor nos habla de su relajada vida veraniega, sus caprichos otoñales y sus opulentos rituales de belleza. En especial me gusta cuando se ponen a hablar de cremas... y de joyas. Yo no soy ninguna it girl, me falta fama y me sobran kilos, pero hoy siento que el glamour corre por mis venas y quiero mostraros las joyas que nunca me quito, respondiendo a esa dorada pregunta: "nunca salgo de casa sin..." El verano no es buen momento para lucir joyas, pero hay dos que me resisto a no llevar conmigo. No salgo de casa sin...

¡Un anillo de perla! es el complemento ideal de una dama. Las perlas prestan a la piel una luz especial: en forma de pendientes destacan el óvalo del rostro como iluminado por la luz de las velas; engarzado en un largo collar nos regala un halo de felices años veinte, muy "lady like"... pero yo siempre he preferido una sortija. Los anillos son mi perdición. Sobre todo, "este" anillo: es de oro amarillo con perla japonesa, y es antiguo. Me lo regaló mi abuelo al despedirse de mí. Por eso no me separo de él: mandé que lo agrandasen un par de tallas en una buena joyería de Logroño y lo llevo siempre en mi mano izquierda.

En esta fotografía se puede ver el trabajo de filigrana del engarce, una maravilla vintage que realza el brillo de la perla. Sólo me lo quito para fregar la vajilla, porque dicen que este tipo de perlas suelen despegarse con el agua...

...Y mi segunda joya fetiche es una medalla de plata de "Virgencita", firmada por Distroller, que compré en una platería en Logroño el mismo día que cobré mi primer salario. Conocí esta tierna y divertida casa mexicana gracias a la dulce Claudia, de Cremitas perfumadas, que nos enseñó una preciosa paleta "guadalupana" que sacó al mercado Pupa en colaboración con Distroller. Como católica que soy, las medallas de la Virgen me son familiares y queridas, y más después del viaje a España de Benedicto XVI, que no ha dejado indiferente ni siquiera a Pedro Jota, y que ha dejado a su paso escenas tan emocionantes como ésta. Pero como también soy hedonista, y creo firmemente en que a Dios se llega a través de la belleza, no podría colgar de mi cuello otra medalla que no fuera tan encantadora como esta. De plata negra, envejecida, con preciosos relieves y la imagen de una Guadalupe de rasgos aniñados, es lo suficientemente informal como para llevarla a diario conmigo, y es al mismo tiempo un complemento bello que realza el escote de cualquier vestido de verano.

A Dios también se llega por el sentido del humor, como lo hizo Santo Tomás Moro... En el envés de o un ruego muy peculiar: "Virgencita, hazme el milagrito y bájame unos kilitos". Lo cual resulta muy, muy acertado.

13 comentarios:

  1. JAJA! Sos taaan graciosa Alda, leerte es un placer.
    Yo siempre llevo un anillo que me regalo mi abuela cuando cumpli 15 años y en la otra mano un medio cintillo con una alianza que me regalo mi novio. Verlos me da alegria instantanea.
    Besos!

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  2. Eres genial, Adaldrida :)
    Y tú no serás ninguna "it girl", como dices, pero menos glamour tengo yo, ¡que no salgo de casa sin kleenex! Jajajaja ;)

    ¡Bss!

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  3. Es un detallazo que no te separes del anillo de tu abuelo. Y el arte que tienes contando lo que sea, más. BESOS!

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  4. Entiendo el sentimiento con el anillo de tu abuelo...a mí me pasa algo similar con una pulsera de un familiar muy cercano que murió recientemente

    Un beso!

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  5. La medalla es preciosa! Yo nunca me quito los dos anillos que salen en todos los post de uñas, jaja!
    Besos!

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  6. Mira que no soy yo mucho de según qué imágenes, pero la virgencita es muy graciosa.
    Besos.

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  7. Yo de católica poco, ya lo sabes. Pero un colgante como ese seguro que me lo ponía. Aunque sea por lo divertido y gracioso del diseño. El engarce del anillo es una preciosidad, no me extraña que no te lo quieras quitar.
    Besos

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  8. Es perciosa tu medallita, yo tengo un jarton de medallitas, y justo una de Guadalupe (que mi madre es de un pueblo cercano y también es patrona de su pueblo). Es preciosa. Sí, yo también creo que Dios está en las cosas hermosas. Besotes

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  9. Hermosa entrada muy evocadora! Y Pedro Jota no deja de tener un negocio y al final tiene que saber nadar entre dos aguas...A mí me cansa su supuesta "ecuanimidad", me gusta la gente clara incluso para el mal! En todo caso, he de reconocer que las crónicas del JMJ del Mundo han sido las más objetivas de la prensa española, que o se pasan con las hagiografías o muestran sin pudor una demagogia y un anticlericalismo feroz que deja al aire su podredumbre moral.

    Un besazo para mi "it blog girl" favorita!

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  10. Gracias a todas por vuestros comments.

    Jimena y Alassea, bienvenidas a mi blog.

    Morgan y Miss Potingues: ¿a que la Virgencita merece la pena?

    Gadi: gracias por ser tan generosa piropeando.

    Hellen: ya tenemos otra cosa en común.

    Pilar: totalmente de acuerdo contigo.

    Adriana: también llevo pañuelitos de papel yo en el bolso, qué sería de mí sin ellos...

    Salander, he visto esos dos anillos en tus fantásticos posts de la colección Blossom etc.

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  11. Pues a mí Distroller me disgusta profundamente: me parece muy infantil.
    En general coincido con tu gusto, pero aquí no. No entiendo cómo te puedes poner al cuello algo tan horrendo.

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  12. Querida Adaldrida: ¡Divina la medallita!... Tengo una parecida de una marca mexicana llamada Distroller, la puse un día en el joyero de la abuela: http://eljoyerodelaabuela.blogspot.com/2011/03/distroller-una-y-otra-vez.html

    Un besote, Claudia

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  13. Claudia, esta es precisamente de Distroller. Ya vi ese post tuyo, y desde entonces quise una medalla de la Virgencita...

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