Bésame mucho: colección Manga de Mercadona

Ha sido adentrarme en el universo Kawaii y ver toda una explosión japonesa a mi alrededor. Una tendencia que despierta en mí una nostalgia infinita y la calma al mismo tiempo...

Hace poco Ratolina reseñaba la colección Flowers de Mercadona y me acerqué al local de Avenida de la paz en Logroño, a ver sí me hacía con los coloretes "clon" de Sheglam... No pude encontrarlos, pero me tropecé con toda una colección de inspiración kawaii llamada, precisamente, "Manga". 

La edición limitada consiste en varias paletas algo estridentes para mi gusto, en lápices de ojos que estaban ya agotados y en brillos de labios que me parecieron "monísimos", en su estética, en los envases..., y en los resultados.

Tubitos translúcidos de lineas rectas y curvas, muy limpios. Adorables tapones imantados en un rosa batido de fresa que me arrebata. Y una textura nada pegajosa y sí muy hidratante, que hace honor a una formulación magistral con manteca de karité, aceite de ricino y...., ¡aceite de pistacho!

Yum. Todo un enamoramiento a primera vista que está evolucionando hacia un amor consolidado, maduro..., pero desgraciadamente tiene fecha de caducidad: ya me da pena que sea solo una colección.

El nuevo objeto de culto beauty se declina en tres colores: creo que había un primer tono transparente que ya no estaba en tienda, pero en realidad me apetecían justo estos otros dos:

Un rosa muy clarito, casi blanquecino, ese tono como de esquiadora que se estila tanto y que me parece muy dulce, me evoca el mítico y ya desaparecido gloss Chiuaua de Nars, y la calidad es pareja, me atrevo a decir.

Y un coral que comparte con el anterior ese tacto lácteos como de natillas, ¿acaso pensáis que no iba a decirlo? Pero es que es absolutamente cierto: es un acabado muy brillante, como de vinilo pero a la vez sólido y mullidito...

Como podréis comprender, esta novedad de Mercadona me ha hechizado. El precio, cinco euros la unidad, me parece muy competitivo por lo que ofrece, y solo le veo dos peros:

El aplicador, que es el tradicional de esponjilla y no es tan sensorial como otros, ya se nos hace obsoleto..., ¡y que no sea un producto de lineal fijo!