Una historia de amor: rooibos en latte de Teterum

1/22/2016
Esta es la historia de Adaldrida, una chica dulce. Muy dulce. Tan dulce, que se diría toda de algodón... de azúcar.
Convencida estoy de que, hasta hace un año y medio, yo era una auténtica adicta al azúcar. Y así habría continuado si unos análisis no me hubieran alarmado con índices glucémicos terroríficos, índices que hoy en día ya están bajo control gracias, en parte, a las infusiones (aromatizadas, eso sí), que me resuelven las ganas de tomar algo muy dulce pero con muy pocas calorías... ¿misión imposible?

Mi antigua caja de trufas Goya ahora guarda té

El mayor enemigo de la dieta sana no es el hambre (de hecho, si comes bien no tienes por qué sufrir), ni el momento de la comida, que puedes planear de antemano con menús muy sabrosos, un picnic light, hamburguesas vegetarianas, todo un mundo de creatividad que se abre ante tus ojos asombrados. El enemigo número uno te espera agazapado entre horas, en la oficina, en momentos de intenso trabajo o frente a una serie de televisión en tu casa por la noche: te asalta en forma de pura gula y te presenta la tentación suprema de ¡picar! ¿Pecar?

Gracias a mis amigas bloggers descubrí la opción del té (aquí y aquí ofrecí mis primeras y segundas crónicas), pero nunca antes me había cautivado una infusión como ahora: fue en noviembre, en Madrid y en una tienda Natura junto a la tía Maruja cuando sucedió el flechazo, había una bolsita de muestra, la olí y me enamoré perdidamente.
El sabor de Rooibos en latte no resulta empalagoso como podría ocurrir con, por ejemplo, Pesadilla... de Teterimundi, que si no te gusta el mazapán se convierte justamente en una pesadilla dulce. Esta infusión en mucho más sutil y sabe a una mezcla entre café y caramelo que me recuerda a mi infancia y a una tienda de chucherías que hay en Vitoria y que se llama Gretel. Me sabe a mi abuela entrando conmigo en una tienda de juguetes. A meriendas de Navidad y a placer sin culpa.

Rooibos en latte

Esta feliz mezcla lleva rooibos africano, planta  con alto poder antioxidante que a mí al menos me ayuda a hacer una buena digestión y a descargar con felicidad, además de poseer muchas otras propiedades; té negro, cáscara de cacao y algo de café. De acuerdo, ahora es el momento de confesar que contiene un cuatro por ciento de caramelo y un uno por ciento de cubitos de merengue, aunque ésos se pueden retirar con facilidad.
Y algún purista dirá, no sin razón, que todo esto suma calorías... A lo que yo respondo preguntando, ¿habéis mirado alguna vez los ingredientes de las bebidas calientes de la  máquina que hay en vuestra oficina? Piensas que te estás tomando un triste café para poder con tu alma y no... estás entrando en el  maldito túnel del terror glucémico y colestérico: del orden de trescientas calorías que podrías haber invertido en un buen cruasán: a eso justamente se le denomina "calorías vacías ". Con el rooibos de Teterum al menos sabes lo que hay, una preciosa taza de té a la que no hay que añadir absolutamente nada para calmar tu sed de dulce..., y sabes que el peligro sólo ronda el cinco por ciento.

Ahora sería el momento de aclarar un pequeño detalle que podría pintar de negro el fermoso panorama: esta maravilla, este oasis dulce pero no empalagoso, fue una Edición Limitada de las pasadas navidades. Llegué a esta conclusión cuando al visitar la tienda Natura de mi ciudad me dijeron que sólo les quedaba un último sobre (que por supuesto compré), y cuando al visitar la web de Teterum vi que no había existencias. Por primera vez en mi vida me atreví a dirigirme por Twitter a una empresa para suplicar (me faltó hincarme virtualmente de rodillas) que lo repusieran, ¡¡¡y lo conseguí!!!



Como podéis comprender, estoy muy emocionada. He comprobado que Teterum es una empresa que escucha a sus clientes, que fabrica su producto con cariño y respeto máximo. ¡Y las tazas de felicidad mientras preparo la presentación de mi próxima clase de didáctica de la Literatura, o mientras veo un nuevo capítulo de la magnífica serie danesa Borgen..., están aseguradas!

13 comentarios:

  1. Se te apareció tu hada madrina en forma de té! Como todas tus entradas que encuentro antes de dormir, esta ha sido una lectura placentera de principio a fin. Tanto que tengo que proponerme refinarme en mis tomas de infusiones, que son básicas y preparadas a lo loco. Eso sí, me gustan los sabores puros, y ni al café ni al té les añado endulzantes. Fui afortunada, porque desde pequeña me di cuenta de que el azúcar mataba el verdadero sabor de las cosas. Una Gretel que salió escarmentada de la casita de caramelo! Un abrazo y buenas noches.

    ResponderEliminar
  2. A mi me gusta muchísimo esta infusión, aunque no es de mis favoritas...si es que todas las de teterum están tan ricas!
    Me ha encantado cómo has explicado/evocado el sabor del té: Adaldrida en estado puro :)
    BESOS!

    ResponderEliminar
  3. Me alegro de que te gustara tanto. Efectivamente, las bolsas que van vendiendo en tiendas son una especie de "edición limitada", pero en la e-shop puedes encontrarlas todo el año, o casi, y siempre responden.
    Son gente estupenda.
    Besos!

    ResponderEliminar
  4. Que rico tiene que estar. Fijate yo tengo la glucemia por los suelos pero es a causa de una enfermedad rara de la que no consiguen darme solución, un rollo. Besos guapa

    ResponderEliminar
  5. Yo no soy amante de los tés la verdad y me dan tanta pena...
    Besos!
    El Tocador de Mia.

    ResponderEliminar
  6. Da el paso y haz tú tus propias mezclas. Seguro que salen recetas de lo más interesantes.

    ResponderEliminar
  7. Pues efectivamente, esto dice mucho en favor de una empresa... ¿¡Te imaginas que los señores de Bourjois hiciesen lo mismo y recuperan los "Pour la vie"?! ¡¿o que los señores de Eau Jeune volviesen a ofrecernos Eau Future...?! Besos. Carmen.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ojalá volviera el tono Peche juteuse de los Par la vie, Carmen...

      Eliminar
    2. A mí de los Pour la vie me gustaban todos, menos el lila porque todos los lilas me quedan mal. Y unos que sacaron algo después también: no recuerdo cómo se llamaban, pero cada envase era del color del labial (rojo, melocotón...) aunque metalizado, y tenía tachitas doradas, porque (diz que) el labial tenía pigmentos dorados. ¡Eran buenísimos!

      Eliminar
    3. Te mando email con la foto de los que te digo, por si te suenan... Soy una nostálgica...

      Eliminar
  8. Me parece que me gustaría, voy a mirar.

    ResponderEliminar
  9. Y que hay roiboos para todo y encima es antioxidante. Olé tú y tu fuerza de voluntad. Muases

    ResponderEliminar

Habla ahora o calla para siempre...

Con la tecnología de Blogger.