Reflexiones en la bañera (LXIX: mezclando Snow Fairy de Lush con Dove)

No tengo vergüenza ni la conozco: no es sólo que lleve un mes y medio sin publicar reflexiones en la bañera..., es que cuando lo hago ¡llego tarde!

Tengo estas fotos desde el 25 de diciembre, día en que tras un desayuno en la cama me consentí con un baño gozoso de burbujas...




Y se me ha pasado un mes, un largo mes sin publicarlas en este nuestro espacio y ya no se vende en Lush el gel ni el spray corporal Snow Fairy, que era de lo que venía yo a hablar.

Pero en una encuesta de IG me habéis dicho que, aún así, a un 70% os interesan las reflexiones. Eso es fidelidad, ¡y hay que premiarla!




1. Navidad es una época llena de novedades y a la vez tradiciones en el blog, así que no hallé el momento de hablar de esta delicia. Lo que me convierte en un pequeño desastre y a la vez en un ser libre, pues nunca he guiado m blog por calendarios o grandes campañas publicitarias.


2. El gel Snow Fairy no necesita presentación, pues es un auténtico mito, pero no me resisto a recordar mi estreno con él. Así esta entrada obsoleta (dado que  habrá que esperar a noviembre de 2021 para hacerse con un bote y un a bruma de color rosa centelleante), tendrá interés... Preparad palomitas.


Vía La mente es maravillosa


3. Hace nueve años me hice con un bote en Fuencarral y fui a dar una conferencia en Salamanca, donde me habían pagado con gran generosidad una habitación de hotel. Para más inri, la habitación tenía jacuzzi en su cuarto de baño y yo fui muy feliz en él... o no. 

Sin reparar en lujo y volumen añadí al agua la cantidad de jabón que hubiera vertido en una sencilla y humilde bañera.

Me metí, apreté el botón de hidromasaje, sumergí mi cabeza en el agua... y al regresar a la superficie el baño entero estaba inundado de burbujas de color rosa.


Aquí la espuma se ve blanca,
pero juro que allí eran burbujas rosas


5. Tuve que llamar a recepción y, cuando me vestí para ir a recitar poesía al palacio Anaya, ¡había pompas rosas en mis zapatos de tacón!


6. Así comenzó esta historia de amor rosa y odio insoportablemente rosa: esto huele a sobredosis de confetti comestible de la vitrina de "haz tu propia repostería (americana, por supuesto)" de El Corte Inglés, aunque con un punto ácido y juguetón como de pica pica.

Creo haber encontrado la causa de la temporalidad de este producto en tienda: no se puede utilizar tres veces seguidas sin caer en la diabetes más profunda.




7. Y sabiendo todo esto, el veintitrés de diciembre del fatídico 2020 me hice nada más y nada menos que con el spray corporal de la gama. Con dos espumillones.


Tengo una explicación: necesitaba un perfume porque dejé el de mimosas de Adolfo Domínguez en Logroño debido a su gran tamaño. Y me dejé llevar de la felicidad de convivir con  mis padres y volver a ver a mi mejor amiga... por la calle, eso sí. 


Bueno, pues con el spray no se llega a la saturación porque con medio flis ya estaría, deja un aroma dulce y persistente pero muy de piel limpia si se usa una pizca y se combina luego con un desodorante jabonoso y empolvado como esta maravilla: 
Talc Touch de Dove, cero por ciento de todo lo malo, y aroma como de Petits et mamans de Bvlgari, lo juro por un canguro.
 

10 comentarios:

  1. Como echaba de menos unas buenas reflexiones en la bañera!! Esa gama de lush me tienta año tras año, pero me descuido y se acaba :( Me has dejado anonadada con la comparación del desodorante de dove y el petits et mamans de Bvlgari, lo quiero!! Besosss!!

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    1. Mil gracias, anónimo fiel. Hace mucho que no uso Petits et mamans, perfume que me compré cuando nació mi sobrina Carmen (ahora adolescente). Se la ponían a ella y me enamoré de su aroma empolvado y limpio. A lo mejor mi recuerdo no es del todo exacto, pero fue rociarme con el desodorante y evocarlo. Hasta mi madre me dice cuando sólo llevo puesto Dove "qué bien hueles". Es maravilla.

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  2. Me parece muy divertida la anécdota de las burbujas, qué arte!
    Un besito.

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    1. Millones de gracias. Yo estaba convencida de que la había contado aquí, pero buceando en el blog vi que solo había hecho alguna alusión.
      De mi viaje a Salamanca tengo otra anécdota divertida que podríamos llamar la historia del peroné, a lo mejor me animo y la cuento en mi otro blog, así lo resucito una vez al mes.

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  3. Anda que los del hotel tuvieron que poner una cara, sobre todo los de limpieza... XD
    Besos!

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  4. No has hablado de precios, cuánto cuestan ambos...

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    1. Es verdad, como no se encuentran ahora en tienda me he olvidado de la parte más material de la reseña ja, ja, ja.

      El gel es carísimo, el bote más pequeño cuesta unos ocho euros pero es verdad que cunde la vida, precisamente por esa hartura que te entra al tercer baño. Pero luego, quizás meses después, vuelves a encapricharte y otra vez empieza el amor.

      El spray me costó 23 € y estuve dudando en cogerlo porque me pareció caro como simple bruma, pero te aseguro que esto persiste como un perfume en la piel.

      He estado chafardeando los sprays corporales de la firma, y están todos entre 25 y 35 €.

      Yo, para mi segunda experiencia con el producto, estoy entre el Cariño he lavado a los niños (ese jabón es mi producto favorito de Lush, pues la dulzura tipo caramelo y chocolate me gusta muchísimo más que la que evoca chuches o chicle), y el Sakura que, adivináis, ¡he visto que lleva mimosa! Y limón y azahar, eso debe ser la gloria.

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  5. Pues nunca he probado lush, la última vez que fui a madrid, hace años, recuerdo ver la tienda pero creo que ni siquiera entré. La curiosidad que tengo es, ¿es cierto que ese gel huele más o menos como el de tulipán negro de fresa y nata? a mí ese gel para de vez en cuando no me desagrada, pero me satura, no es mi favorito. Mi favorito era el de vainilla y macadamia, pero parece que lo retiraron. Muy buena la anécdota del baño.
    D.

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    1. Se parecen en la base, pero hay entre ellos una diferencia, además del precio. El gel de fresa y nata de tulipán negro es dulce sin más y es muy, muy empachoso, con un deje a infancia que lo hace apetecible al principio pero yo creo que en el propio primer baño ya me cansaría.

      Snow fairy tiene un punto ácido que equilibra el dulzor. Se ha dicho que huele a chicle de fresa, a mi me huele más bien a tira cubierta de pica pica, a esas chuches blandas con un punto de escalofrío de nuestra niña.

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