Nuevos coloretes de Lylak Beauty: delicadeza y duración en la piel

La sensación del momento, la novedosa novedad de Lylak Beauty..., es toda una gama de coloretes en crema.

¡Um!

En general los coloretes en crema, en una pastilla de color que puede "sudar" y derretirse, y una polvera que puede ensuciarse, no son santo de mi devoción.

Me pongo a hacer recuento, y en mi vida he tenido más que un Convertible color de Stila, de envase y textura irresistible, y un par de ejemplares de Nyx que se pusieron malos muy pronto y se fueron a la basura, allá por el Pleistoceno, además del mítico Penny Lane de Nars que compré "por ser vos quien sois", y que me arrebató mi dulce madre.

Pero cuando Lety anunció sus nuevos coloretes en crema...,  (si, este es otro post sobre un producto de una youtuber), vi unos colores, unos nombres y umos ingredientes tan absolutamente apetecibles que me dije... ¿por qué no?

Siempre me atrajeron los rubores rojizos: recuerdo una edición limitada de Mac a la que no llegué, un colorete llamado Bite of an apple, nombre evocador donde los haya, que quise tener...y no tuve.

Y será porque "no hay nada más bello que lo que nunca he tenido", que dijo Joan Manuel Serrat, pero siempre he soñado con el perfecto colorete rojo..., y cuando vi las muestras en el vídeo de Lety pensé, ¿por qué no uno en crema?

De toda la variedad que ha lanzado Lylak Beauty, me hice con sus dos opciones más ruborizadas, aunque no descarto adquirir el maravilloso rosa empolvado Peaceful pink...

M claro favorito es el tono Fierceless coral, calificado en el frontal de su cajita de cartón como rojo sandía, aunque tiene también un punto melocotón que lo dulcifica.

Es ácido como las golosinas de mi infancia, alegre como una tarde de verano, subido y a la vez inocente como una primera historia de amor.

En un principio yo quería probar éste y el tono rosita, pero como tanto en perfumerías Primor como en su página web los venden en distintas formatos, con o sin polvera, y al verlos físicamente me apeteció uno de cada y no encontré el Peaceful pink individual, acabé haciéndome también con el Fairy Tale Apple.

Empecemos por el nombre... Manzana 🍎 de cuento de hadas, ¿qué paraíso perdido y recuperado es este?

Ya conocéis mi debilidad: como bien dijo Enrique García Máiquez, estoy enferma de literatura, y un colorete que tenga un  nombre tan poético me tiene conquistada desde el comienzo.

Y luego, se trata de un rojo frambuesa algo más apagado que lo hace ideal para los meses más invernales. 

Mejillas sonrojadas en invierno, frente a un fuego de chimenea leyendo un hermoso ejemplar de los hermanos Grimm...

Antes de mostraros como quedan ambos coloretes en mi piel, vayamos al enojoso asunto del montaje de la polvera:

Asunto que no resulta difícil más que para mí, que no soy precisamente McGyver..., aunque así me sentí montando el colorete Fierceless coral. Vamos, solamente hay que tripartir el invento y hacer clic con la pastilla, y está todo bien indicado en el envase, pero yo soy yo... y mi circunstancias.

Sin embargo, ¡lo conseguí!, y ahora tengo un colorete de lo más bonito en mi neceser, con una tapa corrediza sin espejo y un interior cremoso pero nada grasiento.

Aquí debo hacer hincapié en la fórmula tan fabulosa que tiene el producto: no hay siliconas, no hay alcoholes grasos, hay manteca de karité y aceites vegetales.

Semejante limpieza en el Inci convierte a estos rubores en totalmente respetuosos con la piel: llevo una semana utilizandolos y no me han producido ni un solo granito de irritación...

Y, por otro lado, les brinda un sutil dualismo que combina jugosidad y duración, tremenda paradoja.

En la primera imagen podéis ver mi tono favorito, Fierceless coral, aplicado con mano ligerísima en la mejilla y a toques en los labiios.

Y, en la segunda, el color de cuento de hadas, Fairy Tale Apple, extendido en boca y piel de la misma manera. 

¿Mi conclusión? Estos coloretes en crema sí que me gustan, sí que valen la pena, ¡sí que me han cautivado a primer rubor!