Cherry de los nuevos Rosy Glow de Dior: por fin el colorete rojo
El colorete rojo se ha alzado como tendencia indiscutible del año. A caballo entre rubor de dama de novela de Jane Austen y mejillas de niña traviesa, da mucho juego, y mucho miedo también. Lleva estando de moda desde comienzos de 2025, el mismo tiempo que llevo yo debatiéndome sobre si quiero o no quiero caer en esta fiebre.
Pensé en adquirir el mítico Exhibit A que Nars ha vuelto a incluir en su lineal tras la última formulación de sus rubores en polvo, o pedir el tono Altea cuando Saigu lanzó los suyos...
Pero teniendo rosácea y tez fría, llegué a la conclusión de que no necesito un rojo encendido, sino uno más afrutado, dulce y ácido a la vez... Y entonces Dior reinventó sus controvertidos coloretes de la gama Rosy glow, que muchos atacaban por falta de pigmentación, y a fe que el tono Coral, el único que yo tuve, apenas se notaba en mi blanca piel.
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Vía Dior Beauty |
Y como siempre he amado el envase, que ahora ha alcanzado nuevas cotas de lujo, me dirigí al Druni de Carlos III en una excursión que hice a principios de mes a Pamplona, donde pude ver no solo las nuevas polveras, sino, ay de mí, los rubores en barra que la lujosísima casa ha decidido crear, porque el formato múltiple arrasa también...
Por una vez fui buena y me vine a casa con sólo la versión clásica reformulada, pero tengo una lista de deseos y ahora que empieza un nuevo curso creo que en cualquier momento van a hacerse realidad.
Este clásico reinventado me tiene cantando coplas. Es tan bonito que habría que hacerle un poema, o al menos una buena sesión fotográfica: por eso me he esperado a volver a Maestu y tener las maravillosas macetas de mi vecina Paquita solo para mí.
Decían que, por el precio que tiene este producto, que sí, son cuarenta y seis euros aunque en Druni sale por treinta y tres, el envase se veía baratero... Pero yo lo que veo es una polvera manejable, perfecta para llevar en el bolso, que no pesa y que no se va a romper. No necesito un lingote de metal dorado envolviendo el producto, vaya.
Se aprecia el cambio de las letras que forman el logo de Dior enlazadas en la cubierta, pero lo que de verdad importa, como reza el tópico muy verdadero por otra parte, es el interior. Y la pastilla de color no podía ser más elegante, bella, hipnótica, es que me faltan los adjetivos.
Aquí aparece ante nuestros obnubilados ojos un rojo ácido, casi neón, y a la vez muy dulce, que se llama cereza pero que, no me matéis, a mí me recuerda al... ¡melocotón! Sí, me recuerda. Por favor, tenedme misericordia.
Es verdad que para un martillo todo son clavos, y como a mí me fascina el matiz melocotón se lo acabo viendo a todo lo que me gusta..., pero en varios sitios he oído que se trata de un rojo coraloso, acidificado, y así es.
Me daba un poquito de miedo que su textura es mate, pero mate de verdad. Sin embargo estamos ante uno de estos casos en los cuales la luz nace del color, y como últimamente mi piel brilla cual bombilla porque no ceso de ponerme el factor solar con color Bright Reveal de L'Oréal, el resultado final no es otro que éste:
Decidme ahora mismo si no es la cosa más bonita que habéis visto en mucho tiempo, al menos desde que volvisteis de las vacaciones :) Anonadada me hallo.
Es que cuando una escucha "colorete rojo", automáticamente piensa en Heidi, y para nada es esta cuestión. Se difumina solo, expresión que también está muy de moda pero que en este caso es verdad. Me caso con este colorete, ya que no puedo hacerlo con mi amado. Es todo lo que es bello en mis mejillas..., ¡y no puede decirme que no!
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