Decoración (IV) Mi sofá Kivik y mi mesita Lack de Ikea... tuneados

1/25/2019
Hacía mucho que no enseñaba por aquí la evolución de mi piso nuevo. Concretamente, de mi cuarto de estar.
Quedamos en que me gustaba la madera clásica, la tarima sin alfombras y... las butacas. Y que mi salón parecía un catálogo de tienda, según una comentarista, debido a la ausencia de armonía y presencia de sillas diferentes. Y es que, pese a que yo no lo viera en aquel entonces, hacía falta un segundo sofá...


...Que llegó a casa por Navidad. como el turrón.
Ya dije alguna vez que mi estilo no era muy de Ikea, ¿cierto? Pero decidí equilibrar un poco y aligerar el conjunto, y busqué en la tienda del diseño sueco lo que necesitaba. Aunque el verbo “buscar” es casi un eufemismo: la tarde del veinticuatro de diciembre, mi padre y yo entramos al alimón en la página web de Ikea, vimos un sofá de dos plazas por menos de cuatrocientos euros, elegimos un color parecido al marfil e hicimos "clic" sobre el botón mágico.



Así, tras esta esforzada acción y unas horas de trabajo real paterno, el veintisiete de diciembre de 2018 mi cuarto de estar pasó de tener este aspecto, tomado de una de las primeras fotografías de la saga..., a este otro:


Un ángulo con dos sofás bastante armónicos, de líneas similares y en tonos que combinan ya que el chocolate casa con cualquier color claro; almohadones de flores inglesas hechos de forma artesanal por mi mamma, al centro una mesa en madera clara y al lado una mecedora que recuperó su espacio.


La butaca beige y dorada de Blanca Rencurel, tan zen ella para reposar lumbares y dorsales, cierra el ambiente, aunque no aparezca en la anterior fotografía. Sí lo hace en esta perspectiva del salón, desde casi el final, donde terminé trasladando...


... ¡a Su Majestad, el sillón isabelino de Muebles Milán! Incomprensiblemente odiado por mi padre, hace mis delicias y las de todo amigo y familiar con problemas de espalda (comenzando por mi abuela), y por supuesto que no ha caído en el olvido: lo he relegado a la esquina, junto al aparador, la lámpara y el balcón, lo cual hace un rincón de lectura de lo más acogedor.


El sofá de Ikea, el elemento que ha rejuvenecido y a la vez dado uniformidad a mi cuarto de estar, es el modelo Kivik en dos plazas, de líneas rectas como mi viejo sofá marrón y en el tono Hillared beige que para mí anda a caballo entre un color marfil y un piedra, y casa bien con las paredes en arena rosada.
Un sofá claro, casi blanco, es algo que está de moda y que resulta elegante, pero... yo temía que se manchara mucho. No importa: la funda se retira y se lava. Y a despecho de precios astronómicos que habíamos visto en tiendas con más o menos solera, costó 399 euros nada más.


Con el sofá Kivik vino un detalle que ya había descubierto yo en nuestra visita a Ikea Barakaldo en verano, para acabar de vestir la entrada que estaba algo vacía. Así, además de una estantería de casa de mis padres y una lámpara de techo que perteneció a los antiguos dueños del piso...


Incorporé una mesita Lack tuneada. Estas mesas sencillas, en distintos acabados (claro, oscuro, color...), en Ikea cuestan ¡diez euros! Así que encargamos una para hacer rincón en la entrada, junto a mis muebles más rústicos. Yo la quería para colocar encima una plancha de mármol blanco que sobró de la obra en la cocina. Me pareció que podía quedar bien la mezcla...


Con un par de adornos de cristal y cerámica (entre ellos, el jarrón típico de Haro que tiene toda mi familia y la bandeja en forma de botella de vidrio plana que m¡me regaló mi amiga Merl), una foto bonita y unas mimosas auténticas que me regalaron mis invitadas a la última cena que di en casa... ¿quién hubiera imaginado que la base costó no más de diez euros?

12 comentarios:

  1. Ha quedado súper bonito
    M.

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  2. Me gusta el sofá, aunque la Butaca cerrando el espacio no me convence, me gusta más que tenga salida.
    Besos!

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    1. Es una decisión que aún no está tomada, la cosa es que me gusta la mecedora y me gusta la butaca, estoy viendo cómo disponerlas sin cerrar tanto. A la vez, lo bueno de cerrar es que se hace un ambiente de estar frente al ambiente de comedor...

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  3. la idea del mármol es muy ingeniosa

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  4. Barakaldo es con K. Gracias

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    1. Lo peor es que así lo puse y me lo corrigió el corrector del móvil en castellano. Ahora mismo lo cambio. De nada.

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  5. Me gusta mucho tu nueva adquisición. Creo que dos sofás diferentes contribuyen a dar calor a la zona de estar. Las butacas, de las que estoy enamorada desde el primer día, merecen una nueva oportunidad, un lugar preferente en el que destaquen.
    No soy fan de las mecedoras: ni las encuentro cómodas, ni útiles, ni estilosas (para mí, un mueble debe tener al menos una de esas cualidades además de la belleza).
    Me gusta la idea de la mesa Lack pero creo que ahora tu entrada queda un poco atestada de cosas, no?.
    En cualquier caso, si te hace feliz, adelante.

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    1. A mi en cambio me alucinan las mecedoras, me han gustado siempre porque me evocan mi niñez, pero aún no sé si esta en concreto y esa butaca dorada combinan, por eso digo que la decisión no está tomada, a lo mejor se queda simplemente la butaca, y la mecedora va a otro espacio del piso.
      No es que la entrada esté atestada ahora, es que estaba muy vacía antes. A lo mejor lo único que sobra es el paragüero, y ponerlo más cerca de la puerta.

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  6. Es grande la entrada¡¡¡¡ je,je a mí también me gusta poner fotos para decorar.

    Que disfrutes de los sofás...

    Besos

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  7. Me ha gustado sobre todo la zona de los sofás queda muy armoniosa

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  8. Ha quedado muy bien, mucho mejor que antes. Y la idea del mármol muy chula. Eso sí, yo echo en falta una alfombra, me encanta la madera, pero....

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  9. Creo que un segundo sofá aporta un espacio menos serio y más acogedor y que sean de dos tonos, da dinamismo al conjunto. La mesa también da una sensación de más calidez, no tan serio todo. Creo que así queda más joven, pero sobre todo, con sensación de casa vivida en todos los espacios.

    Besotes

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