Pues resulta y acontece que una unidad de persona me ha dicho, por privado de Instagram, que echa de menos este blog..., ¡así que me he lanzado de nuevo a la loca aventura de publicar!
Y es que nos gusta un makimarujeo más que un trozo de pastel de chocolate con nata montada por encima, y no os había contado lo que me compré en el pasado Black friday, que ya de pronto va a juntarse, si espero un poco más, con mi cumpleaños, Nochebuena y Reyes.
Este año disfruté de semejante efeméride en los Madriles, tras participar sesudamente en un congreso, así que pude gozar de la locura consumista en el nuevo local de Sephora en la calle Goya o en la tienda de Saigu en Fuencarral, que es lo que vengo a contaros en esta entrada.
Ya sabemos todos lo que adoro esta marca de maquillaje artesanal, ecológico, de sello español, ¡es que lo tiene todo! Y si tiene además un treinta o un treinta y cinco por ciento de descuento, hay que aprovechar la ocasión.
Cosas que quería probar: el nuevo colorete Audrey, con el que al fin no me atreví, el nuevo labial Prune que sí me llevé a casa, y, sobre todo, sus sombras líquidas, una de las novedades más novedosas de la marca en esta temporada.
Yo me llevé Atenea para regalar, y Quartz para mí..., pero no para usarla en los párpados, (las sombras líquidas y yo no somos uno), sino para aplicarla como iluminador. Ella, heterodoxa.
Y como iluminador, debo deciros que Quartz es una maravilla. Aporta esa luz clara pero cálida, un tono piel rosada tan natural que evoca el añorado Hot sands de Nars...
Es perfecta para iluminar la zona alta de los pómulos, sí, pero aún resulta razonablemente natural como para extender en la punta de la nariz, cual Rudolph the red nosed reindeer como se puso de moda hace unos añitos, o en el comienzo del tabique nasal como me gusta a mí.
Por su parte, Prune es el tono de labial Melting Glow que lanzaron en otoño, y ya sabemos que estas barras de labios son pura mantequilla y deleite sobre nuestra boca, un universo de hidratación, una cosa maravillosa que ahora se declina en un color entre ciruela y cereza que si se aplica con mano ligera, a toques, replica el perfecto tono labio mordido. Para seguir comparando con mi firma de maquillaje de lujo favorita, este tono me recuerda muchísimo al mítico Dolce vita de Nars.
Pero es que de la tienda no salí tan solo con la sombra líquida-barra-iluminador y el labial de la temporada, nonono, sino que de repente me encontré con esta paletita de seis sombras que me hacía unos guiños locos por 22 euros en vez de los 35 que normalmente cuesta...
Que ya os digo yo que hasta con el precio original vale la pena tal joya, que va a ser mi paleta de colores esta Navidad, porque tiene un precioso azul noche que ya he probado, un topo brillante imprescindible, un plata y un blanco escarcha, y dos básicos de cualquier paleta como son un marrón medio para transiciones y un negro negrísimo como boca de lobo. Es que me fascina.
Y por supuesto habrá looks y fotos de cumpleaños, Nochebuena y Navidad con esta herramienta absolutamente necesaria en cualquier tocador, ya seas dumnie o pro del maquillaje, pero para abrir boca os dejo con este look que me hice en el día de la Inmaculada, muy azul como corresponde a tal fecha.
Aquí llevo las tres nuevas adquisiciones en el rostro y me siento muy guapa, (uy, lo que ha dicho), algo que me parece es el fin y objetivo último de una firma como Saigu.
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