Contra el resfriado... ¡maquillaje!

He pillado un bonito catarro que retumba en mi voz y silba en todo mi cuerpo. Y amenaza con arruinar mi look de viernes noche con terribles daños colaterales: el catarro es altamente ofensivo para el tercio inferior del rostro de cualquier mujer. La nariz enrojecida e inflamada, las aletas llenas de heriditas y los labios descamados tienen que ser combatidos por todos los medios... yo de momento he recurrido a dos. Como soy una enamorada de la base de maquillaje, lo primero que pienso es: esto se soluciona con chapa y pintura. No es el momento de intentar un velo tenue y transparente a lo Cate Blanchett. En mi vida diaria, ahora que se estila el minimalismo luminoso, suelo aplicar una ligera capa de Sheer Glow de Nars y un par de toques de iluminador Moon Beam de Benefit, dos productos mágicos pero que en tiempos oscuros no hacen otra cosa que resaltar la oscuridad... Lo que se impone ahora es tapar, tapar y tapar... y que dure. Y para eso, ya me lo advirtió mi tía Eva en Navidad, nada mejor que el maquillaje Double wear de Estee Lauder. Tiene muchos inconvenientes, un olor peculiar, un precio no muy barato, una textura que se parece peligrosamente al cemento, pero.. .posee el acabado más sublime y duradero que se conozca. No necesitas corrector ni antiojeras, es un tres en uno. Y no mancha la ropa. Y cuando tu vida consiste en gastar un número vertiginoso de paquetes de cleenex por hora, es la única base del mercado que permanece tras la visita de los mil pañuelos. Es la mejor base de larga duración que existe, por encima de la difícil Colorstay de Revlon y la decepcionante Teint Idole Ultra de Lancôme. La diferencia está en que el acabado final no es ortopédico sino luminoso, aterciopelado, mágico. Y tiene sólo una condición: debes encontrar el tono idóneo para tu piel. En el pasado me equivoqué un par de veces con esta base, y todo fue por mi culpa: elegí el tono 4 Pebble que me hacía parecer un conguito enmascarado (debo decir que estábamos en pleno julio...) Luego probé con el 3 Outdoor Beige, que tiraba a rosa. Ahora sé que mi tono es el 2, Pale Almond: claro pero con un punto cálido. Una vez restaurada, utilizo mi segunda arma: el bálsamo de labios al Cold Cream de Avéne. Es la respuesta a todas mis plegarias cosméticas: se desliza en mis labios, hidrata y alivia el escozor de mis aletas e, incluso, sirve de contorno de ojos para llenar de agua y bienestar esa zona en la que el cansancio se repliega al final de la semana...

5 comentarios:

  1. vaya siento lo de tu resfriado pero leyedo mas que maquillar parece que vas lucir paredes pero si cumplè pues habra que provarlo pues da una rabia cunado te suenas y te llevas el maquillaje que no veas

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  2. lo use durante mucho tiempo, y es cierto todo lo que dices, ahor a probe el double wear pero light, y el unico pero es que me equivoque con el color debia ser mas clarito...
    nieves gijon

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  3. Hola! Muchas gracias por este post, estaba casi decidida a comprar este maquillaje y ya me has convencido! Besos ;)

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  4. Rocío, cuídate mucho y cúrate prontito. Yo sigo supercontenta con la doble wear. De hecho, antes acababa mis largas jornadas laborales con un careto que vaya... Y ahora sigo teniendo buen aspecto a las ocho de la tarde (me maquillo antes de las ocho de la mañana y me retoco un poquillo a las cinco de la tarde). Pero la base dura y dura. Y ya el colmo es ponerle el iluminador de Yves Saint Laurent que me regalaste. Ya no existen las ojeras de sueño y cansancio. Besos. Eva (la tía, je, je).

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  5. Hola! generalmente no uso base, pero estoy buscando una y creo que voy a probar esta!
    Besos!

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